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domingo, 18 de septiembre de 2011

Objetivo

Un gran país y una gran nación. Vive y se desarrolla su gente, inmersa en un conflicto que no siempre y casi nunca, Occidente ha querido entender.

Desde otras latitudes, siempre o casi siempre, se ha tenido la imagen de Israel, como un territorio que se debe conocer y visitar por la gran historia religiosa que en sus tierras se ha escrito.

Algunos sueñan con caminar por los senderos que sus informantes de fe les legaron y cobijarse bajo las reliquias de sus símbolos, como actos de fe a los cuales se aferran para fortalecer sus convicciones.

Judios, cristianos y musulmanes, han vuelto sus miradas por siglos a la tierra que guarda muchas de las tradiciones por las que viven sus respectivas espiritualidades. Desde todos los rincones de mundo, se incuba el anhelo, el deseo de visitar alguna vez la tierra de Eretz Israel.


Pero Israel no es sólo esa nostalgia de espiritualidad con la que le miran muchos en occidente.

Un país que se ha visto convulsionado desde su creación como Estado, por una espiral de violencia provocada por quienes consideran al Estado de Israel y a los Judíos como invasores y usurpadores de un territorio que reclaman como propio. Todo ello choca contra la convicción, certeza y acreditación histórica que asiste a los judíos, de la legitimidad de su hogar y que defienden con determinación y valentía el derecho a existir como Estado y Nación en un territorio que es la fuente de sus raíces y sustento de sus convicciones espirituales.

No siempre, más bien, casi nunca, Occidente ha entendido los actos que Israel como Estado y Nación ha llevado adelante para su subsistencia. Ni siquiera el tan "moderno terrorismo religioso" usado por la Organización de Liberación de Palestina (OLP) o los grupos terroristas de Hizbola o Hamas y que ha causado muchas víctimas civiles inocentes, ha logrado que Occidente preste verdadera atención a la legitimidad y justicia de los actos y decisión de Israel de oponerse al propósito que manifiestamente buscan su destrucción como Estado.

Desde dentro y en la cotidaneidad de la vida en Israel, pueden los visitantes descubrir la voluntad de sus habitantes de no ceder ante los actos de terror y comprobaran como todos y cada uno entregan sus energías a salvaguardar sus valores y construir y engrandecer un país, moderno y donde impera el estado de derecho y una organización democrática de sus instituciones, como no tienen ni han tenido quiene atentan con Israel.

Desde lejos, no se ven cosas que desde cerca no pasarían inadvertidas, ni siquiera para el más incrédulo y desconfiado de los contradictores de ocasión del Estado de Israel.

En un intento de acercar esa realidad para un entendimiento con mejor disposición y voluntad centrado en el uso de la razón y no la pasión, es que nos hemos propuesto escribir de y desde Israel, acerca de su cotidaneidad y también sus conflictos, todo ello, bajo el prisma de chilenos en particular y latinoamericanos en general avecindados en Israel.


Los invitamos a recorrer, en artículos e imágenes, algo más, muchos más de lo que se recibe en Occidente de la realidad de una país y una nación como es Israel.

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